lunes, 29 de junio de 2009

Detenidos en el tiempo

Es imposible admitir que estamos detenidos en el tiempo, cuando sabemos que vivimos en un mundo en constante devenir...en pleno auge tecnológico y científico. Es imposible aceptar que el ser humano, el individuo en sí, está detenido. Parece no tener lógica, pero si la vida fuese una línea recta...¿en qué punto nos detuvimos y por qué?...



¿Qué es lo que nos permite movernos hacia uno y otro extremo de la recta, sin que la misma se incline indefectiblemente para el lado de la decadencia, o del altruismo?


Indudablemente, sabemos que los extremos son malos, pero me pregunto, si el hecho de movernos en un arbitrario punto medio, tiene que ver con una razón lógica de equilibrio...si se trata de una simple ambigüedad...una indecisión congénita del ser humano, o si es el producto de una rutina encasillada en esquemas y estereotipos.


Parece que nuestra anatomía se prestara caprichosamente a esta dualidad. Mientras con una mano nos extendemos en un gesto fraternal, con la otra tomamos deliberadamente lo ajeno. Cuando una de nuestras manos se extiende para recibir al recién nacido, la otra no escatima esfuerzos por empujar a un inocente al abismo. Con un pie trazamos un camino limpio y sin tropiezos por donde transitar, y hasta lo apoyamos en el peldaño de una escalera sublime que nos conduce al éxtasis...a la máxima expresión del espíritu; pero con el otro, damos pasos en reversa, pisoteando la moral y la honestidad.


Si con un ojo somos capaces de toda admiración, captando la majestuosidad y el colorido del arco iris, con el otro recogemos la imagen a través del cristal negro y opaco de la crítica destructiva, pregonando un orgullo que se levanta como estandarte, y no es más que un trapo desflecado.


Cuando logremos sintonizar los oídos en la misma frecuencia, para escuchar nuestra voz interior...cuando las dos manos se sumen para levantar al caído...cuando los dos ojos puedan ver a través del cristal limpio y translúcido, entonces...recién entonces, nuestros dos pies, se aprestarán a transitar por el mismo camino.


Recién entonces cortaremos la cadena de la ambigüedad, que no nos permite avanzar...que nos mantiene atados a dos mundos; detenidos en el tiempo, impidiéndonos alcanzar nuestros ideales.


Anatómica y fisiológicamente, somos un todo indivisible, y como tal, no podemos naufragar en medias tintas; no podemos quedar detenidos en el tiempo, a riesgo de que el excesivo avance tecnológico y científico, se nos escape de las manos y perdamos lo más preciado para el ser humano: su dignidad, su autenticidad, su...esencia misma!
"Y no vivan ya, como vive todo el mundo. Al contrario, cambien de manera de ser y de pensar. ..." (Romanos 12:2)

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